lunes, 9 de agosto de 2010

Solitario.



Trataré de explicarte lo que siento, porque no es un día bueno, y quería que lo supieras.


Esta vez si me siento mal. No tengo ganas de nada, y mucho menos de quererte. Me duele tu indiferencia, y cuando llegas son solo pocos minutos, ni siquiera pude preguntarte cómo estas. Quizás mi más doliente pensamiento se esté realizando, pero me duele, y no quiero.


Por favor, no te alejes de mí. ¿Por qué me tratas de esta manera? ¿Será que sólo es mi imaginación? No entiendes que me muero por hablarte, por verte. Y ahora nada, me sacas esa ilusión de poder sentir tus labios, tus manos, tu presencia.


No te podrás imaginar jamás lo que acabas de romper en mí. Y entiendo tu malestar, te pedí que te cuidaras, pero no me escuchaste y ahora pago tu desaliento. Espero no estar equivocándome, ¿sabes? Porque me dolería saber que me estás mintiendo. Me muero por tenerte cerca, me desvivo porque sientas lo mismo que yo en tu interior.Es eso, sólo eso.


Ya no quiero tenerte lejos, cuanto más juntos estemos, más feliz seré. Y tal vez esté pensando demasiado en ti, y tal vez tendré que comenzar a olvidarte. A tratar de hacerlo. Sé que no podré, sé que ya no te sacaré de mi corazón, que ya nada va a ser igual. Y espero ansioso el día que pueda volver a ver tu cara. Y no me creas cuando digo que estoy feliz, ¿no ves que sólo lo intento? ¿No ves mi amor y mi dolor, que estoy enfermo de tristeza?


Entonces, por qué me crees cuando digo que estoy bien, cuando te digo que no me molesta verte con el. Ya no me creas. Y si te dignas a verme tan solo sonreír, será porque algún beso tuyo se posó sobre mis labios, algún recuerdo quizás. Algún roce de tus manos, sólo eso.


Solo espero, solo deseo...


...Solo en mi recuerdo


viernes, 23 de julio de 2010

A solas

Hoy aquí pasan las horas sin poder evitarlo, miro a mi alrededor y sólo encuentro soledad, vacío y una habitación llena de recuerdos, si, recuerdos gratos que me hacen estremecer. A veces siento como si el tiempo se detuviera en algunos episodios de mi vida, que muchas veces hacen recorrer lágrimas por mis mejillas, unas veces de tristeza y otras de felicidad.

Cuantos recuerdos que me hacen viajar a través del tiempo, cuando estoy a solas en mi habitación. Cierro los ojos y te veo ahí serena, pausada, abrazándome y yo riendo feliz porque estás a mi lado y porque nos amamos, triste ironía porque sólo son recuerdos nada más.

Esta habitación se hace pequeña ante todos mis recuerdos, que feliz sería si estuvieras a mi lado amor, pero la vida, esta vida a veces tan cruel te arrebató de mi lado, sin decirme nada. Ya ha pasado mucho tiempo desde aquel terrible día en que me dijiste que todo entre nosotros debía de terminar, mi corazón ese día que estaba moribundo, con tu decisión lo terminaste de matar.

Qué fuerte golpearon tus palabras a mi pobre corazón y aquí estoy con mis recuerdos a solas en mi habitación...

PD: Mucho tiempo ya sin pisar estos valles..., exámenes, papeleo para la matrícula, etc...

jueves, 4 de marzo de 2010

Pequeño


Yo temía a estar solo, hasta que aprendí a quererme a mí mismo. Yo temía fracasar, hasta que comprendí que únicamente fracaso si no lo intento. Temía al dolor, pero me di cuenta que es necesario para crecer, para hacerme fuerte. Pero sobre todas las cosas temía al pasado. Hasta que comprendí que no podía herirme más, que sólo puede regresar en forma de recuerdos, por lo tanto, el pasado se va. Se recuerda, te hace daño, pero el pasado siempre acaba yéndose.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Bailando tangos en soledad.



Si, muy bien, he sido utilizado por tus besos, por tus caricias, por tu voz, por tus manos, por tu cuerpo, hasta por tus ojos.

¿Pero sabes? Este engaño me atrapó, me aprisionó y no me deja ver la cruel realidad.

Yo se que tu quieres a otro y que en mí solo un refugio buscaste, unos hombros donde llorar por él, una boca que besar pensando solo en él. Un cuerpo que abrazar, que acariciar, solo para seguir pensando en él.

Y yo que tonto fui, dejándome engañar por tu infame amor que predicabas tenerme y aun así me dices que me amas, si cada palabra de amor que me dices, tú solo piensas en él

Que cruel has sido conmigo, con mi pobre corazón, que solo buscaba poder amarte, pero tú lo desprecias, solo porque temes a amar a alguien más que no sea a él.

Y dime ahora, ¿Con quién más jugarás? Si ya no será conmigo, porque hoy ya no mas engaños, ni dolor, ni desprecios a mí y a mi pobre corazón.

Dime, ¿Por qué lo haces? Dime entonces, ¿Por qué en vez de estar jugando conmigo, por qué no le buscas? ¿Por qué prefieres seguir engañándome con tu amor entre comillas? ¿Por qué me elevas al cielo y me dejas azotar al suelo? ¿Por qué me das alas y no me dejas volar a tu lado?

¿Por qué estás conmigo amando a otro?

¿Qué buscas en mí? ¿Qué quieres de mi amor? ¿Destrozarlo? Pues ya lo hiciste, felicidades.

Eso querías oír, pues ahí lo tienes, te regalo este estúpido amor, para que termines de matarlo, de atormentarlo, de pisotearlo, y cuando hayas terminado, tíralo a la basura que es ahí donde debió siempre haber estado.

Ya que hoy quiero comenzar una nueva vida, lejos de ti y de tu amor que decías tenerme.

Quiero ser feliz y hacer feliz a alguien más, quiero amar y quiero que me amen de verdad.

Y a ti te deseo toda la felicidad, sigue tu vida, pero no hagas daño a nadie mas... deja vivir y vive, pero vive feliz.

Te lo deseo de corazón...


...Jack

lunes, 9 de noviembre de 2009

Otoño.


Me pregunto en qué medida los sueños son un fiel reflejo de la realidad, o hasta qué punto pueden mostrarte cosas que hasta ese momento aparecían ante ti dudosas o un tanto difuminadas.


La soñé el otro día, mirándome con desprecio, odiándome. La soledad me esperaba en la esquina siguiente en donde ella decidió no andar más de mi mano. Fue un sueño intenso, duro, con sabor a chocolate amargo. Me desperté sintiéndome parte de otro mundo, desolado por haber perdido ese recuerdo tan dulce que ella había implantado en mi piel. Y me desperté con el desamparo que marca la cruda realidad de sentirme nuevamente en manos de la fría soledad.


Al día siguiente la soñé tal y como en mi mente está marcada su esencia, dulce, entregada, pasional. Auténtica.

Pero fue en ese momento, después de soñarla dos días, después de imaginarla en tan distantes situaciones, después de semejante torrente de emociones con los ojos cerrados, sólo en ese preciso instante pude darme cuenta de lo que significaba realmente ella para mí. Alguien capaz de romper mi paz, hacerme reír, llorar, sentir en definitiva.


El destino juega conmigo una vez más, mostrándome oníricamente una nueva carta, un nuevo as en la manga.


Te recuerdo mientras resuenan las gotas de lluvia. Apoyado en la ventana, el reflejo de mis ojos en el cristal antes de mirar a través de él. Las gotas caen con fuerza hasta estrellarse contra el suelo. Dirijo la mirada hacia el cielo cubierto y gris... vuelve la mirada hacia abajo... grandes charcos.


Te siento más cerca, hoy es un paso más.


Ya es oficialmente otoño. Bienvenidas las hojas a mi bolsillo y el paraguas de cuadros.

martes, 3 de noviembre de 2009

Gaia


Mis lágrimas rozan la más ínfima ladera, incluso aquellas que aún no habéis pisado, pero que seguro pronto alcanzaréis. Lágrimas de llanto, en silencio, olvidadas, lágrimas en forma de lluvia ácida, de huracán, de deshielo o de cambio climático, lágrimas que no se ven o no se quieren ver.

Para mí este no será un año más, sino uno menos. Mis mayores tesoros se ven arrasados, habéis profanado cada parte de mi cuerpo, cada rincón ha sufrido un destino opuesto al de su creación.

Y llegará un nuevo año, y una vez más abriré mis ojos al sol, y observaré cuán inconscientes sois, me detendré sobre mis propios pensamientos, viendo como la especie más potente que jamás ha existido se torna en la más débil, condenándose a un final absurdo

Pero claro, vosotros no lo veréis, no seréis vosotros los que sufráis, pero yo sí seguiré aquí, y con estos mismos ojos veré como vuestros hijos carecen de agua, de oxígeno, como todo se tornará inhabitable, y perecerán, lamentando que jamás nadie pensó en ellos.

Y por eso este, como viene sucediendo ya de un tiempo a esta parte, ha sido un año en el que se incrementan los datos y se acortan los plazos. Incendios, contaminación, basura y más basura sobre mis pies, sobre mi esencia. Pero cómo voy a pediros que me respetéis a mí cuando ni siquiera lo hacéis entre vosotros. Una especie con líderes de masas preocupados solamente por el sabor de la gloria, por el poder, olvidándose de lo que su pueblo realmente necesita, reelegidos una y otra vez por la estupidez humana. Guerras, matanzas estudiantiles, maltratos a congéneres y vejaciones a animales.

Muero día a día. Será la primera ocasión en que el asesino no verá morir a su víctima, pero lo haré, os aseguro que lo haré. Y os olvidaré, y sólo recordaré el beso de amor de la niña a su madre, el amigo que da la mano a otro que acaba de caer, el jardinero que planta un árbol, el que cierra un grifo a tiempo, el que recoge a un animal herido...



Gracias por ser tan maravillosos, gracias por ser tan necios.



Vuestra Madre Tierra.

miércoles, 14 de octubre de 2009

Pena


La casa me pesa, sus muros se me caen encima, no puedo respirar, necesito salir, huir, irme de este puto lugar donde los recuerdos me apuñalan. Cierro la puerta, camino sin rumbo fijo, recorro como un autómata las calles. Me meto en un bar, me siento en la barra y comienzo a beber una cerveza tras otra. Observo a la gente que me rodea; la artificialidad de la noche, el gran teatro de las emociones que me distrae pero que no mitiga el dolor que me destroza por dentro.

La música, los gritos de la gente intentado comunicarse, el bullicio, la sed de emociones de los noctámbulos que buscan exprimir la noche bebiéndose sus últimas gotas no me sirven para evadirme, sino que acrecientan la sensación de soledad, de desamparo, soy sólo un punto en el bar, en el que nadie repara, que nadie sabe qué hace ahí pero que a nadie le importa.

No me relaciono, no busco conversaciones vacuas, consumo un cigarro tras otro, una cerveza tras otra y a medida que lo hago noto como mi cabeza se embota y me impide pensar con claridad; un dolor agudo me oprime el pecho impidiéndome respirar;las heridas no cicatrizan siguen royéndome el alma.

Cuanto más borracho estoy más la echo de menos, más consciente soy de lo que he perdido.

A medida que bebo un trago tras otro una necesidad desesperada me atormenta, me engulle como un embudo y me anula impidiéndome pensar en otra cosa.

Y de esa necesidad surge una voz que me suplica desesperada que dé un paso, que me acerque, que aún estoy a tiempo pero aunque la escuche, aunque su eco resuene en mis oídos de forma incesante no puedo hacerle comprender que el miedo, el orgullo, los recelos me lo impiden. Y ante mi incapacidad, ante mi total pasividad esa voz al principio suplicante y débil se vuelve aguda, vengativa, estridente, se ríe de mí, me dice que estaré amargado toda mi vida porque no soy más que un puto orgulloso de mierda insatisfecho y en mi mente se amplifica su sonido hasta casi hacerla explotar; risa de hiena, cruel, irónica y vengativa.

No me quedan fuerzas ni para abandonar este bar, me siento solo, desprotegido, susurro su nombre una y otra vez mientras lloro con la cabeza agachada para que nadie me vea, y en mi cobardía le suplico que venga, que me abraze, que me diga al oído que no la he perdido, que sigue cerca, que no tenga miedo porque siempre ha estado allí, que no la perderé nunca.

Necesito verla, tenerla, sentirla cerca pero media un abismo entre nosotros. Cada vez que me la encuentro, y me mira con ojos tristes le correspondo con una mirada arrogante alimentada por el orgullo, en la que le echo la culpa de todo y le desprecio, le rebajo y me sitúo por encima de ella. Noto la decepción, el daño que le hago pero no me importa. Sus ojos que brillan y están a punto de llorar me suplican pero mantengo el dominio sobre mí mismo y sigo mirándole con ojos inquisitivos, acusadores, altivos.

Me doy la vuelta y cuento los segundos que me quedan para que nadie pueda verme y llorar, limpiar mi bajeza con lágrimas, y huir de mí mismo, de mis sentimientos, de mi soledad utilizando la noche para autodestruirme, para emborracharme y decirle con cada trago que la quiero, que me importa, que siento el daño que le he hecho, que me dejé llevar por el orgullo y no la escuché, que fui un gilipollas, que no me deje, que sin ella estoy muy solo, que no soy nadie, que me coja fuerte por la cintura, que me deje olerla, que me deje besarla, que me coja de la mano para no soltarme nunca.

Con cada trago le pido perdón y espero lo imposible.

Sigo en la barra solo, triste, sin esperanza, diciéndole en silencio que la quiero.


Siempre es difícil describir un sentimiento, la pena, la tristeza, la soledad, la pérdida son algunos de los mas enrevesados.

Uno nunca sabe como describirlos hasta después de sentirlos, pero cuando lo intenta, se da cuenta de que las palabras, a veces, son insuficientes.